La casa está situada en Jesús y forma parte del término municipal de Tortosa. La localidad es contigua al municipio de Roquetes, abraza el margen derecho del Ebro, del que está separada por el canal de la derecha del Ebro.
Tortosa tiene un encanto especial que la hace única: sus calles, su gente, el patrimonio histórico y artístico con el que cuenta, los paisajes que la rodean, el río Ebro, los eventos que se celebran, las fiestas que se viven, la gastronomía que nos ofrece, la oferta comercial que posee, etc.
Puede encontrar más información en la web de Turismo de Tortosa.
Desde la Casa de Espiritualidad te recomendamos algunas visitas imprescindibles:
El Museo de Tortosa está ubicado en el antiguo Matadero municipal. Es un edificio modernista del arquitecto Pablo Monguió que fue construido entre 1906 y 1908 sobre terrenos ganados al Ebro. El recinto, de planta rectangular con una estructura de pabellones, está delimitado por un muro de cierre que se abre a la calle a través de una reja para mostrar la fachada principal. En su interior, los diferentes pabellones se organizan alrededor de un cuerpo central. La utilización combinada de la fábrica de ladrillo visto y de cerámica y teja vidriada se inspira en la arquitectura mudéjar. El Museo de Tortosa, tiene como objetivos dar a conocer la colección municipal, conservar y difundir el patrimonio cultural y fomentar la investigación.
La Iglesia de la Reparación es una pequeña iglesia de estilo ecléctico, que mezcla elementos de estilos diferentes, tendencia desarrollada durante el siglo XIX en Cataluña. La obra es de Joan Abril, arquitecto municipal entre 1882 y 1901. Éste fue el primer templo de la reparación del estado y el segundo del mundo. Alberga la tumba del fundador: Don Manuel Domingo Sol, conocido en la ciudad como Mosén Sol. Contiene en su interior, a unos metros bajo tierra, la bella cripta de la reparación, una cripta de planta cuadrada de estilo neorrománico, con columnas de piedra de Flix (población cercana a Tortosa) que sostienen la nave del templo; se puede apreciar en ellas la influencia de Gaudí.
Fundados por Carlos I para la educación de los moriscos, constituyen uno de los mejores conjuntos renacentistas de arquitectura civil. El patio es el único con este estilo en Cataluña y, seguramente, la mejor obra del Renacimiento en el principado; tiene representados los bustos de los reyes de la Corona de Aragón, desde Ramón Berenguer IV hasta Felipe IV. La iglesia es la sede del Centro de Interpretación del Renacimiento. Tortosa, en el siglo XVI, fue una de las ciudades más importantes de Cataluña y contaba con un colegio para la formación de teólogos dominicos; la fama llevó a los poderes públicos a la construcción de otro colegio anexo, para la formación de cristianos nuevos. Ambos serían conocidos con el nombre de Reales Colegios de Tortosa y se convertirían en el embrión de los futuros estudios universitarios, donde se podía obtener el grado de doctor en Teología y el de licenciado en Filosofía y Arte. El Centro de Interpretación del Renacimiento está ubicado en la iglesia de Santo Domingo, que fue construida en el siglo XVI, con posterioridad a los otros dos edificios de los Reales Colegios. Divulga, a lo largo de todo el año, y de manera continuada, la Fiesta del Renacimiento, la historia y el legado patrimonial y cultural de la ciudad y del territorio durante este periodo y prolonga el contacto con la ciudadanía y el visitante.
Conocidos como los Jardines del Príncipe, son un espacio verde y un museo de obras al aire libre del escultor contemporáneo Santiago de Santiago. La colección, con 48 esculturas, abarca toda una panorámica a lo largo de la historia, con el título «El hombre, su motivación y su destino». Podemos ver representaciones del hombre primitivo, pero también el logro de ciertos momentos estelares, el rebelde castigado por los dioses, la tragedia de Hiroshima e, incluso, la representación simbólica de la conquista del espacio. El monolito central tiene 7,5 metros de altura y, mediante 40 figuras en mármol negro de Calatorao, muestra pasiones de la humanidad, la liberación de estas pasiones y el triunfo final a su alcance.
La colección botánica de los Jardines del Príncipe contiene especies autóctonas, como el boj, la adelfa, el alcaparro o el viburno. Además del palmito del país, encontramos la palmera canaria, la datilera y la washingtonia robusta. En la parte alta, escalonada con márgenes de piedra en seco, se mezclan laureles y almeces con el pino de París, el blanco y el canario. Entre las diversas especies de todo el mundo, hay variedades tan sugerentes como la chorisia, el cedro, el brachychiton, la araucaria y el ginkgo biloba.